Grandes Espacios es una revista especializada en actividades que se practican en la naturaleza, especialmente el excursionismo y el montañismo de baja dificultad. Fiel a su consigna de que un paisaje sólo se reconoce caminando, mes a mes Grandes Espacios descubre un nuevo territorio ofreciendo toda la información necesaria para que el lector lo descubra a fondo y sin prisas.
Grandes Espacios
LA MONTAÑA MÁGICA MONCAYO • Entre la llana meseta y las planicies del valle del Ebro se alza poderosa la silueta del Moncayo. En invierno, su cumbre nevada es visible desde cientos de kilómetros a la redonda y por eso los romanos le llamaron Mons Caiun, Monte Cano. Su omnipresencia contribuyó a que celtíberos y romanos lo consideraran mágico y sagrado, quedando envuelto en un halo de misterio que ha inspirado a poetas y pintores de todas las épocas.
LA SERPIENTE VERDE DEL MONCAYO CAÑÓN DEL VAL • El río Val es uno de los que más se beneficia de las nieves del Moncayo. Nace en la fuente de Vomitrosa, en el término municipal de Ólvega, pero muy pronto sus aguas se ocultan debido a su escaso caudal y pendiente, emergiendo de nuevo en la dehesa de Agreda, en un lugar conocido como El Ojillo, donde se une con varias fuentes y manantiales. Tras regar las huertas de Ágreda, el Val culebrea por un serpenteante cañón en cuyo interior prospera un auténtico vergel.
EL MONCAYO CASTELLANO PEÑA NEGRILLA • Peña Negrilla es la cima gemela del Moncayo que cierra el cordal por el norte. Es doscientos metros más baja que aquella y está en jurisdicción soriana cien por cien, por lo que algunos lo llaman el Moncayo castellano. Es una cima redondeada que cuenta con muchos tantos entre los excursionistas porque en la ascensión se atraviesan unos bosques preciosos y alguna otra sorpresa que no vamos a desvelar hasta que llegue el momento.
HAYEDO DE PEÑARRAJADA EL BOSQUE CASTELLANO • El bosque húmedo del Moncayo también se extiende por las tierras sorianas. El hayedo de Peñarrajada—o de la Aldehuela de Ágreda—es la demostración palpable de que la naturaleza no entiende de límites administrativos.
CUMBRE DEL MONCAYO • La cara que muestra el Moncayo hacia la llanura castellana no se parece mucho a la aragonesa. La prominencia es incluso mayor que en aquella—más de mil metros entre la base y la cima—pero no hay rastro de los circos glaciares ni de los acantilados que caracterizan a la otra vertiente. Por este motivo, la ruta menos comprometida para alcanzar la cumbre comienza en la soriana población de Cueva de Ágreda.
PICO MONCAYO POR EL SANTUARIO • El Moncayo recibe miles de visitantes y es la vertiente aragonesa la que acapara el mayor número de ellos. Muchos se quedan en los bosques de las partes bajas o en el entorno del santuario. Los que se lanzan a alcanzar la cumbre del Monte Cano lo hacen, mayoritariamente, por el “camino de los astrónomos”.
PICO LOBERA • El Lobera es el dosmil más oriental de la sierra del Moncayo. Su cumbre, separada del resto de la sierra por el collado San Marcos, es alomada, de suaves relieves por todos sus flancos salvo por el norte, donde se abre el circo glaciar de Morca, el tercero del macizo. Quizá por quedar algo a desmano del meollo moncaíno, es una cima poco visitada, muy apropiada pues para los que buscan el sosiego más absoluto.
RUTA DE LOS EMBALSES • Una de las imágenes más conocidas del Moncayo, repetida mil veces en guías y folletos turísticos, es la que compone el reflejo de la montaña nevada en alguno de los lagos artificiales que hay en la base de su vertiente aragonesa. Esta instantánea ha servido de argumento para la creación de un sencillo y relajante itinerario que podremos hacer con los más pequeños de la casa.
CUEVA DE LOS PILARES • La llamada Cara Oculta del Moncayo es un gigantesco karts sembrado de muelas, acantilados y torres...